Por qué mi coche no arranca: Motivos y soluciones

Hay una serie de averías muy comunes por las que nuestro coche puede no arrancar. La mayoría de ellas se pueden prevenir con un buen mantenimiento. Por eso, es importante conocerlas. Te contamos los principales motivos por los que puede ocurrir esto. ¡Toma nota!

Principales fallos por los que el coche no arranca

Si vamos a arrancar el coche y no podemos, lo mejor es revisar los testigos y llamar a nuestro seguro. Es posible que esto se deba a una avería y, si lo es, lo mejor es confiárselo a un experto. Sin embargo, es probable que sea una de las averías más comunes. Los principales fallos por los que un coche no arranca son:

 

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Fallo en el sistema de combustible

Puede haber varios factores relacionados con el sistema de combustible: Un filtro de combustible obstruido puede reducir el flujo de combustible al motor. Por otro lado, también puede que haya inyectores sucios o defectuosos y esto afecte a la mezcla aire-combustible. Además, también pueden surgir problemas en la bomba de combustible y que no llegue el combustible necesario para arrancar.

 

Problemas con el sistema de transmisión

Si hay un fallo en la transmisión, especialmente en marcha atrás o la posición de cambio de marcha, el coche puede no detectar que está en la posición correcta para arrancar.

 

La batería

La batería proporciona la energía necesaria para arrancar el motor. Una batería descargada o defectuosa no hacerlo. Esto se puede deber a problemas con los cables de conexión o el alternador. Sin embargo, la causa más común es que la batería esté descargada. Esto puede pasar si nos dejamos alguna luz encendida o si ha pasado ya el tiempo suficiente para que se estropee (entre 3 y 5 años).

 

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Fallo en el suministro de aceite y agua

El aceite lubrica y enfría las partes móviles del motor. Niveles bajos de aceite pueden causar daños graves al motor. Del mismo modo, un bajo nivel de líquido refrigerante puede llevar al sobrecalentamiento, dañando componentes críticos. Esto evitaría que el motor arranque.

 

El motor de arranque

El motor de arranque es responsable de hacer girar el motor para que pueda encender. Puede estar averiado por un desgaste mecánico, por problemas eléctricos con conexiones sueltas o cables defectuosos, engranajes desgastados…

Fallo con la bomba de alta presión y de trasiego

Estas bombas son esenciales para mantener un flujo constante de combustible hacia el motor. Pueden ser problemas con estas bombas los que afecten a la presión y al suministro de combustible.

Falta de mantenimiento

El mantenimiento regular es crucial para mantener todos estos componentes en buen estado de funcionamiento. Por ejemplo, las bujías sucias pueden afectar la chispa necesaria para la combustión. También puede ocurrir que haya un filtro de aire obstruido y reduzca el flujo de aire al motor. O, que haya problemas con el sistema de encendido e interfieran con el proceso de ignición.

¿Cómo saber si el problema es la batería o el arranque?

El principal indicador que nos ayudará a detectar si hay un problema con la batería o con el sistema de arranque que hace que nuestro coche no funciones, será un testigo en el cuadro de mandos. Para ambos problemas, hay un testigo especial que nos indica la avería. Por eso, sabremos dónde está dependiendo de si vemos el testigo de la batería o el del motor de arranque.

 

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Aunque, existen otras formas de comprobarlo:

• Clic repetitivo indica problema en el sistema de arranque.

• Que haya silencio al intentar arrancar podría señalar problema en la batería o los cables.

• Luces débiles o apagadas sugieren batería descargada.

• Un voltaje por debajo de 12.6 V puede indicar batería descargada o defectuosa.

• El nivel de electrolito; nivel bajo podría indicar problema. Lo mejor es que si vemos uno de estos testigos, acudamos al taller para que revisen el vehículo y nos arreglen el problema.

 

¿Cuánto cuesta arreglar el motor de arranque de un coche?

El precio final de la avería dependerá del coche que tengamos y del taller al que acudamos. Sin embargo, como regla general, suele oscilar entre los 100 y los 600 euros.